Los vándalos se han hecho notar realizando varias pintadas con spray en un patio interior del monumento ourensano. Según relata Miguel Angel González, responsable del museo catedralicio, archivero y miembro de la Comisión provincial de Patrimonio, al diario “La Región”, las pintadas aparecieron antes de la semana santa en un patio cerrado al público en la fachada norte.

No entendemos que diversión puede ser destrozar el patrimonio de todos con estas acciones que finalmente acaban repercutiendo en nuestros bolsillos. Los efluvios alcohólicos acaban por nublar mentes, ya de por si, bastante espesas. Visto que estas acciones vandálicas, lejos de disminuir, cada vez van en aumento, sería necesario extremar la vigilancia en las zonas donde exista más riesgo de que los descerebrados realicen sus tropelias. La situación de nuestra Catedral, en pleno casco viejo, zona también de movida nocturna debería llevar a las autoridades locales a extremar la vigilancia en la zona los fines de semana y días de fiesta, cuando son más probables estos atentados contra el patrimonio.

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